Celebraremos el día del catequista, al respecto conversamos con Eli Marset, que actualmente integra la Catequesis familiar de Primera Comunión, junto a Magdalena Infante y la Hermana Astrid Duque.
Ella nos comparte que ser catequista ha sido una auténtica bendición. "Mi esposo, mi hijo y yo, nos consagramos a Nuestra Señora de Fátima, el 13 de mayo del 2017, para el Centenario de dicha Aparición, coincidiendo con la Primera Comunión de nuestro hijo, ¡una bendición!, y más aún cuándo las Hermanas Fraternas nos propusieron, junto al matrimonio Raffo-Palau, dar la catequesis, bajo la supervisión de la Hermana Astrid y del Padre Pedro Pablo".
Un desafío que Eli asumió con seriedad; con capacitaciones, cursos, postítulos, mucha oración, comunión y en lo posible, misa diaria y adoración, pues como ella enfatiza, "no se puede AMAR, a quien no se conoce".
Lo que más le gusta de ser catequista es la posibilidad de servir a Dios. "Acercar los niños a Él y a su inconmensurable Amor, es para mí un regalo del Señor y al mismo tiempo una gran responsabilidad. Sobre todo actualmente, en que se ha perdido tanto el valor trascendente de los Sacramentos".
Sentimiento que comparte con Magdalena Infante, quién también anhela poder continuar dando su testimonio de fe, esperanza y caridad, a través de la catequesis.
Por último, no quiere dejar pasar la oportunidad de invitar a los padres a acercarse a la secretaría parroquial para inscribir a sus hijos para que reciban este importante sacramento.
Según nos cuenta, el ciclo formativo de este año comenzaría en los siguientes meses de junio y julio, con el objetivo de finalizar todos los temas y contenidos el 13 de mayo del 2024, realizando su Primera Comunión en el día de la Virgen de Fátima. No sin antes acercarse también al Sacramento de la Confesión.
"Nuestra catequesis es 'familiar'. Los niños participan con sus padres de la catequesis, porque son ellos los primeros catequistas, los que transmiten con su relación matrimonial y en el día a día, su amor a Dios".
Los encuentros incluyen la celebración de la misa dominical de las 10:00 hrs. tras la cual, se dirigen al salón parroquial para compartir el tema del día. "La preparación dura un año y medio, pero la continuidad en la concurrencia a misa, para que los niños sigan alimentando su alma, es responsabilidad de los padres y toda la familia". Aunque precisa en las dificultades que supone la sociedad actual, tanto para la unidad familiar, como para el llevar una vida cerca de Dios y su Iglesia.
"Vivir y aprender en familia es voluntad de Dios y si nos decimos cristianos, debemos esforzarnos por hacer Su Voluntad".
¡Oremos por nuestros catequistas y por los frutos de su labor!
