"Un encuentro con Jesús nuestro Señor", es como define Pedro Hidalgo el ser adorador, labor que él desempeña desde el año 2014.
Si bien, frecuentaba continuamente la capilla del Santísimo, fue el 2014 cuando comenzó a sentir ese deseo de entregarse aún más, comprometiendo una hora de adoración.
Hora ante Jesús Sacramentado que Pedro aprovecha "como un momento de agradecer sus bendiciones. Si pensamos, todos tenemos muchas; por ejemplo salud, trabajo, familia, techo y más". Pero también, "es un momento de contemplación, de estar en silencio, de tratar de escuchar. Es un tiempo de oración, en mi caso siempre un rosario". Sin olvidar de igual modo "pedir porque Dios nos siga dando sus bendiciones y una fe fortalecida. Porque cubra las necesidades que tenemos, y sobre todo, pedir por quienes no son encomendados".
Este adorador, nos comparte como en el plano personal, también ha experimentado lo valioso de la adoración. "El estar cerca de Jesús ha sido muy importante en mis momentos de dolor y aflicción; como fue el fallecimiento de mi esposa el 2015 o la enfermedad de mi hija el 2019. Él me ayudó a llevar esos dolores, a entenderlos, a darme consuelo, y en el caso de mi hija, a encontrar su sanación. Me ha escuchado, y saber que Él está ahí, me ha dado mucho alivio".
Pero también hay espacios para alegrías, como fue el nacimiento de las dos nietas de Pedro, quien agradece que estén sanas y felices, y finalmente concluye que "Jesús en el Santísimo, ha sido un padre a quien contarle penas y felicidades. Es saber que nunca estoy solo".
Tal como explica Pedro, el Señor no nos deja, y por ello nosotros tampoco lo hagamos. Permanezcamos con Él a menudo en nuestra capilla de adoración perpetua, dónde nos espera noche y día, para que vayamos a saludarlo y hacerle compañía al igual que Pedro Hidalgo.
«¡Mi Dios, Yo te amo!»
